Cambiamos de ropa, de trabajo, de socios, de correo
electrónico, de corte de cabello, cambiamos las cortinas de casa, la dieta, las
rutinas de ejercicio, de coche y cambiamos hasta de piel cada mes. De número de
teléfono, de pasatiempos, de zapatos y también de amores, pero ¿qué es lo que
realmente tiene que cambiar?
Recién he cumplido un año más de vida y me siento una
persona muy afortunada por la cosas que he logrado, tengo una familia
maravillosa, de la que vengo y también la que formé junto a mi esposa y 4
hijos, tengo amigos, una empresa que me apasiona, socios, un gran equipo de
trabajo y aún así siento que me falta mucho, el camino no se acaba y si bien me
va, estoy a la mitad de mi vida, según el promedio de vida que pregonan las
instituciones de salud en el mundo.
Creo que todos tenemos algo en nuestra existencia que
queremos cambiar pues a veces los resultados no nos llenan, y no hablo de una
insatisfacción negativa, más bien me refiero a ese deseo genuino del ser humano
de siempre lograr más cosas, conseguir una meta y ver el siguiente reto.
Pienso en los niños que son el más claro ejemplo, su proceso
de crecimiento y aprendizaje es impresionante, cuando logran dar sus primeros
pasos quieren cambiar y entonces desean correr, cuando son capaces de hacerlo y
descubren esa nueva habilidad entonces quieren subirse a su primera bicicleta,
después quieren practicar juegos de niños más grandes y así sucesivamente, un
cambio seguido de otro, un logro tras otro, siempre en expansión, es un proceso
natural del ser humano.
Para las empresas creo que funciona igual, llegan a sus
metas en ventas, en productividad o ingresos y entonces es el tiempo de
plantearse nuevos objetivos. Igual pasa para los emprendedores, tienen una idea
de negocio, la llevan a cabo y si no funciona como se esperaba hacen ajustes y
siguen en el proceso de construir esa empresa que quieren, cambios vienen y van
en esa constante búsqueda de lograr un sueño.
¿Qué es lo que quiero cambiar actualmente? En mi largo
camino trabajando con empresas y personas tengo claro y es como una especie de
sed para mi, el poder ayudar a un número cada vez mayor de gente, si en mi
conferencia pasada estuvieron mil personas, entonces quiero cambiar deseando
que en la siguiente haya 1200, si logré “x” cantidad en ventas este mes también
lo quiero cambiar para conseguir un 10% extra al cerrar el mes próximo.
Repito que no me refiero a una inconformidad o
insatisfacción sino al derecho genuino que todos nos merecemos de SER y hacer
grandes y mejores cosas, para nosotros mismos y para los demás. Y atrás de todo
esto está la palabra que nos da miedo: Responsabilidad. El único responsable
del cambio eres tú, no esperes que el mundo, tu familia, tu trabajo, tu jefe,
tu pareja cambie, empieza por ti, los cambios son de dentro hacia afuera y no
viceversa. La responsabilidad de tus próximos resultados es ¡exclusivamente
tuya!
¿Qué es lo que quieres cambiar en tu vida? ¿Estás dispuesto
a responsabilizarte por ello?
*Nunca creí que
pudiéramos transformar el mundo, pero creo que todos los días se pueden
transformar las cosas: Françoise Giroud.
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